RESTAURACIONES DA VINCI
Taller sobre Restauración de antiguedades y obras de arte; adornos en porcelana, cerámica, metal. Informes al 993904284 Ubicación San Isidro, Lima.
miércoles, 29 de enero de 2025
Restaurando alabastro, Virgen del perpetuo Socorro
sábado, 4 de enero de 2025
lunes, 9 de diciembre de 2024
Construcciones y repaciones de cascadas artificiales
RESTAURANDO FOTOS ANTIGUAS Y CON EL RESPALDO DE 15 AÑOS DE EXPERIENCIA. Local en el distrito de San Isidro.
miércoles, 20 de noviembre de 2024
lunes, 18 de noviembre de 2024
Reparación electrónica de juguetes
domingo, 17 de noviembre de 2024
Cacadas y grutas bajo pedido. Envie su diseño y nosotros realizamos el proyecto!!!! (Avance de obra!!!)
lunes, 4 de noviembre de 2024
Restaurando porcelana !!! único local en San Isidro. Citas al 993904284
martes, 15 de octubre de 2024
Restaurando porcelana y cerámica fina.
domingo, 13 de octubre de 2024
viernes, 4 de octubre de 2024
Reconstrucción de porcelana | Restauraciones Da Vinci | Informes al 993904284
jueves, 3 de octubre de 2024
Una breve obra literaria (cuento) sobre el coleccionismo. Autor: Enrico Diaz Bernuy
A continuación compartimos una breve obra literaria creada por el restaurador
Enrico Diaz Bernuy, que nos narra escenas sobre el coleccionismo y propuestas
creativas literarias enmarcadas con tres personajes vinculados por un motivo en
especial, los juguetes de colección en donde el autor nos expone una teoria
sobre el arte contemporáneo.
Un cuento sobre el ENDOESQUELETO
T800
La ciudad se adormecía bajo el manto del
atardecer, como una vela que pierde su llama, al roce del aire, el aire que
carga nuestros recuerdos, en una ciudad teñida grisáceamente de una
habitualidad por lo superficial, la gente falsa, el rose de los interesados. Y
en aquella tarde de Lima con su habitual melancolía gris, esa que tiñe las
calles de la ciudad, con una especie de nostalgia por cosas que todos soñábamos
pero que nadie vivía. La ciudad se adormecía y estábamos adormecidos,
sedados…
Nadie vivía la honestidad, ni
afectos sinceros, hasta que un día; tres hombres, desconocidos entre
sí hasta ese día, se encontraron bajo el mismo techo, en la inauguración de una
galería en el centro del distrito de Miraflores.
Eran diferentes en muchos aspectos, pero
compartían un vínculo invisible, tejido por el arte, (cierto arte), “el
coleccionismo”, y el deseo de poseer algo más que simples objetos: querían
poseer fragmentos de historia, (el anhelo).
Lucio estaba allí por puro azar.
Mientras caminaba por el centro buscando un lugar donde refugiarse de la
llovizna, se topó con la galería. En el escaparate brillaba la última colección
de figuras de edición limitada, detalladas hasta la perfección, juguetes que
parecían salidos de una película de ciencia ficción, pero que estaban hechos
para ser apreciados como Arte.
Él no dudó en entrar porque se sintió
identificado porque aquellos artículos para él eran algo familiar. El arte
en términos de “algo familiar” creo que esa sensación, ya era una
“revolución”.
Cabe señalar que el Pop Art, movimiento
que irrumpió en el arte contemporáneo con su vibrante uso del color y su desdén
por las jerarquías tradicionales de lo estético, ha dejado una impronta
indeleble en la cultura moderna, especialmente en la industria de los juguetes
de colección. Juguetes como los "Hot Toys", NECA, entre otros… con
sus detalles cromados y colores encendidos, representan la evolución de esta
estética popular hacia una forma de arte poco accesible pero coleccionable. Hoy
en día, así como en el pasado se coleccionaban esculturas y pinturas, adultos y
jóvenes encuentran en estos objetos una vía de inversión y entretenimiento, de
lo que probablemente sea así, reafirmar el legado cultural del Pop Art en una
era digital y cada vez, más digital.
Sin embargo, en esta era en donde los
cuadros o las esculturas ya no tienen el mismo miramiento que antes, ese
espacio es ocupado por otra clase de coleccionismo u otra clase de inversión…
Joaquín, por otro lado, lo había
planeado desde hacía meses. Había oído hablar de la exposición, y estaba seguro
de que allí, encontraría la pieza que añadiría a su ya considerable colección.
Para él, coleccionar no era solo un pasatiempo, era una inversión calculada.
Cada figura que compraba aumentaba de valor con el tiempo, y él, como un
experto en el mercado de este nuevo camino del arte, sabía cuándo y dónde hacer
la oferta perfecta.
Finalmente, estaba Álvaro, el más joven
de los tres. Su conexión con el arte y el coleccionismo había comenzado como un
escape. De niño, había sido fascinado por las figuras de acción que veía en las
tiendas de San Isidro. Ahora, de adulto, sus intereses habían evolucionado hacia
las piezas de alta gama. No lo hacía por el dinero, sino por la pura
satisfacción de poseer objetos que, para él, representaban pequeñas cápsulas de
perfección, pequeñas muestras materializadas sobre el recuerdo, seguramente le
traían buenos recuerdos sobre su niñez, una niñez que él quería tener presente.
El destino los había reunido en ese
espacio, y aunque ninguno lo sabía aún, el azar jugaría su papel de formas
imprevisibles. Una vez dentro de la galería, Lucio se sorprendió al
ver que no era el único fascinado por las figuras expuestas. A su lado, dos
hombres parecían estudiar cada pieza con minuciosidad. El ambiente estaba
impregnado de una calma tensa, como si cada uno de ellos estuviera evaluando
las piezas no solo por su valor estético, sino por su potencial como inversión.
"Es una belleza, ¿no lo
crees?", dijo Joaquín, acercándose a una figura cromada, inspirada en un
clásico del cine. Terminator T800. Era el tipo de juguete de colección que, en
otro tiempo, habría sido objeto de deseo infantil, pero ahora estaba reservado
para adultos con conocimientos del mercado, vientres voluminosos y
especialmente; de bolsillos generosos. "Estas piezas solo se aprecian con
el tiempo."
De lo que ahorita me trae recuerdos en
vincular al Pop Art, nacido a mediados del siglo XX, fue mucho más que una
corriente artística pasajera. Fue una revolución estética que desdibujó las
fronteras entre el arte culto y la cultura popular, alzando a la categoría de
obras maestras imágenes y objetos cotidianos. Este movimiento, liderado por
figuras como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Claes Oldenburg entre otros…
transformó la percepción de lo que podía considerarse arte.
En lugar de exaltar lo sublime, el Pop
Art abrazó lo frívolo, desde las latas de sopa Campbell hasta los
cómics, reflejando el espíritu consumista y la estética visual del momento y su
respectivo “culto por vivir el instante”, “la cultura de lo efímero”… Sin
embargo, esa propuesta triunfó (así va nuestra humanidad).
Hoy, en un mundo donde el arte se
consume de formas cada vez más diversas, la herencia del Pop Art es visible en
industrias que trascienden lo tradicionalmente considerado artístico. Una de
ellas es la industria de los juguetes de colección, particularmente aquellos de
alto valor, como los "Hot Toys", Neca, entre otras… Estas figuras,
detalladas al extremo, reflejan el estilo vibrante y cromático del Pop Art,
acercando el arte a las masas de una manera que resuena profundamente con las
sensibilidades contemporáneas.
Donde muchas veces lo que prima es
la inversión y aprecio estético, evocando los mismos principios que
guiaron al Pop Art en su momento de auge. Sin duda, aunque no siempre se trata
del valor monetario, a veces es solo la perfección de la obra lo que
importa", —respondió Álvaro—, sin despegar la vista de una figura de un
superhéroe en pleno vuelo, cuyas tonalidades artificiales evocaban
los colores audaces del Pop Art. "Este tipo de coleccionables, por mucho
que valgan, para mí son pequeñas joyas de nostalgia." —Sostuvo con
determinación—, pero todos sabíamos que siempre había cierto intereses
monetario, como si una parte de la niñez se hubiera desvirtuado. Sin embargo,
aun persistía un tono de niñez y eso debía rescatarse.
Lucio, que hasta entonces había
permanecido en silencio, se acercó a la conversación. "Para algunos será
nostalgia, para otros, “Arte”, pero en el fondo, todos estamos aquí
porque sabemos que el valor de estas piezas solo crece con el tiempo. Es un
mercado que se parece mucho al del arte, donde cada obra se convierte en una
inversión." Es como si el mundo se hubiera puesto de acuerdo; para
desplazar a los escultores de antaño , y así, para dar paso a las
reproducciones con el término “escala”. Las reproducciones de edición limitada,
numeradas, y hasta a veces firmadas como si se tratara de una
verdadera micro escultura de colorinche y de impecables trazos.
Donde se reproducían incluso hasta los
poros de la piel. Muñecos de treinta centímetros de altura cuyo costo es de mil
trescientos dólares, por unidad. Por su puesto que con ese precio,
cada uno de esos artículos vienen numerados y con documentos, casi como si se
tratara de una obra de arte, o quizás estamos frente a las nuevas obras de
arte… (¿?)
La conversación fluía de manera natural,
y entre palabras compartidas, los tres hombres comenzaron a hablar de sus
propias colecciones. Lucio tenía una modesta selección de figuras de acción
antiguas, piezas de una infancia que nunca se había permitido olvidar. Tendrá
sus motivos, seguramente llenos de gratitud…
Joaquín, se dedicaba a vender piezas
similares (era comerciante) y por su parte, era un veterano en el mundo de las
subastas de arte y coleccionables especialmente de carritos batimoviles.
Álvaro, el arquitecto y aunque joven,
había dedicado años a reunir una colección de alta gama, con ediciones
limitadas que eran la envidia de cualquier amante de los Transformers Prime y
vínculos con la Cultura Geek.
Y dada su afición tan marcada terminó
estudiando diseño gráfico para terminar especializándose en las impresiones en
3d. Él era un enterado en el tema, eso es seguro. El azar los había
juntado, pero pronto el interés por las mis piezas iba a separarlos. Tampoco
puedo olvidar el olor del plástico flamante, mezclado con el de las alfombras y
ese particular champo que le ponen… construía en sí un perfume atrayente. En
aquel ambiente lleno de cristales como si se tratara de pequeños altares, que
solo te invitaban al silencio, y a
contemplar. Y eso, de estar callado te invitaba en detener el dialogo interno,
eso es una buena señal.
El evento continuaba, y en la sala
principal, una pieza especial se destacaba entre las demás: una figura única de
un personaje icónico, el T800 (¡!), (endoesqueleto
hiperrealista). Con detalles cromados que recordaban las tonalidades
estridentes y brillantes del pop art de Warhol. Era una pieza única, la joya de
la exposición, y los tres lo sabían. Era el viejo lanzamiento en los años 2023
y 2024 que fue comercializado fascículo a fascículo prácticamente en todo
Sudamérica, hoy completamente descatalogado.
"Esta es la clase de figura que no
solo apreciará en valor, sino que será recordada como un hito en el mundo del
coleccionismo", —comentó Joaquín—, casi para sí mismo, aunque Lucio y
Álvaro lo escuchaban atentamente.
"Sería un honor tenerla en mi
colección", —dijo Álvaro—, con una sonrisa algo temerosa, como si ya
presintiera que esa pieza estaba fuera de su alcance. De lo cual, le trajo
ciertos recuerdos de su infancia en la que anhelaba ciertos juguetes y no los
obtenía. Él sentía que la vida le hacía vivir, de nuevo, como si fuera un bucle
en donde, el elemento neutro, de su condición matemática lo hacía radicar en un
limbo.
Lucio observó el intercambio con
una sonrisa de poca soltura, tímida o llena de dudas. Sabía que esa
pieza, era el tipo de inversión, que cualquier coleccionista serio,
desearía. Él también la quería, pero entendía que el verdadero juego no estaba
solo en desearla, sino en poseer el poder económico y la estrategia para
obtenerla. Era un tema de estrategia.
La contemplación por esta clase de
artículos era un motivo para dar pausa a burlarse de los demás, un alto a la
hipocresía y a los interesados. Su afición silenciosa por esas pequeñas
esculturas plásticas en ediciones numeradas eran un motivo para el silencio y
estar sentado, eso era bastante… Y esta clase de cosas, a veces en tiempos de
pandemia o tiempos de soledad, estas aficiones son de ayuda.
Cuando la subasta informal comenzó, el
ambiente en la sala se tensó. Primero, fueron las ofertas moderadas, pequeñas
sumas que parecían más actos de cortesía que verdaderas propuestas. Sin
embargo, la tensión creció rápidamente cuando Joaquín, con la seguridad de un
experto, hizo una oferta considerable.
Y si se trata de consideraciones,
tenemos que recordar que el pop art surge en un contexto en
donde los medios de comunicación masivos comenzaban a dominar el
imaginario colectivo. La estética de este movimiento se basaba en una
reinterpretación de los elementos más comunes y banales de la vida cotidiana,
como la publicidad, los productos de consumo masivo (enlatados entre otros) y
por su puesto; las celebridades.
Andy Warhol, una de sus figuras más
representativas, sintetizó esta idea cuando dijo: “Todo el mundo
debería ser famoso por 15 minutos”. Esta afirmación encapsula el
sentido de transitoriedad y superficialidad que caracterizó al Pop Art, pero
también su poder para convertir lo efímero en algo duradero e icónico.
El uso de colores ensendidos y técnicas
como la serigrafía fue un recurso fundamental en la creación de estas obras,
otorgando a imágenes comunes un estatus de arte elevado. Colores encendidos y
composiciones repetitivas no solo rompían con las normas del arte convencional,
sino que también hacían un guiño a la sociedad de consumo en la que el arte
estaba inmerso.
De esta forma, el Pop Art
"democratizó" el arte, haciendo que lo que antes se consideraba
exclusivo del ámbito "cultural elevado" y aunque fuera poco accesible
económicamente, pero comprensible en el campo intelectual para las masas, eso
hay que reconocerlo. Sin embargo, ahora entre las ediciones limitadas o los
coleccionables, incluso hasta por fascículos, es como si ocurriera un
fenómeno similar...
Sin duda, el mercado del nuevo arte haba
dado un giro. Veo que la democratización económica duro cierto tiempo
nomas…
—"Diez mil soles", anunció con
voz firme. —Fue su sentencia—.
Álvaro y Lucio intercambiaron miradas.
Era una suma alta, pero no fuera de lo común en este tipo de piezas. Álvaro,
con determinación, elevó la oferta.
—"Quince mil", dijo, aunque su
tono dejaba entrever que estaba empezando a cruzar un límite incómodo. Lucio,
que hasta ahora había permanecido en silencio, dio un paso adelante.
"Veinte mil." La sala quedó en silencio por un momento. Joaquín
frunció el ceño. Había subestimado a sus compañeros de galería, pero no iba a
dejarse vencer tan fácilmente. "Treinta mil", replicó con una
seguridad que casi desafiaba a los otros dos.
El rostro de Álvaro palideció. Sabía que
no podía seguir subiendo la apuesta sin arriesgar su estabilidad financiera.
Para él, esta era más que una batalla por una figura, era un desafío personal.
Sentía que debía demostrar algo, pero la
lógica comenzaba a imponerse. Lucio, en cambio, estaba calculando cada
movimiento. Sabía que la pieza tenía un valor simbólico, pero también sabía que
su estrategia no podía basarse solo en la pasión. Dejó que la tensión aumentara
y decidió retirarse en el momento justo, no sin antes lanzar una última mirada
a sus contrincantes.
Era el momento de demostrar su valía
como hombre frente a la actitud a cuando uno no tiene nada, o su humildad
cuando uno lo tiene todo. En esos instantes él no tenía lo suficiente.
—"Me retiro", dijo con serenidad, aunque sus ojos seguían fijos en la
figura como si ya la hubiera poseído en su mente. O como si se estuviera
haciéndose una promesa silenciosa y secreta, hacia él mismo.
Joaquín sonrió triunfante. La
pieza sería suya, y aunque el precio había sido alto, sabía que esa inversión
se recuperaría con creces en el futuro.
Álvaro, aunque decepcionado, se consoló
pensando que habría otras oportunidades…, otros momentos en los que podría
demostrar su valía como coleccionista, porque en ese camino, el recorrido es de
toda “una vida”. Apenas comprendía que la paciencia era la primera lección de
ser un verdadero coleccionista.
Enrico Diaz Bernuy
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martes, 4 de junio de 2024
martes, 30 de abril de 2024
lunes, 29 de abril de 2024
En las redes sociales, me topé con un mensaje sumamente acertado que sostiene que en realidad, lo que hacemos no es simplemente vender. Esta premisa resuena especialmente en el ámbito al que pertenezco: el servicio de restauración. Lo que ofrecemos es mucho más que un simple arreglo; es satisfacer una necesidad imperiosa cuando un producto sufre algún percance, ya sea una rotura o un desgaste con el paso del tiempo.
Nuestra labor no consiste en convencer a nuestros clientes de la calidad
de nuestro trabajo, sino en ejecutarlo impecablemente o elevarlo a un nivel
superior. En ocasiones, superamos incluso las expectativas iniciales,
entregando el producto en un estado que sobrepasa su condición original. Lo
importante es que nuestro pequeño equipo humano dedica todos sus esfuerzos y su
máxima voluntad a tratar cada artículo que llega a nuestro taller como si fuera
un auténtico tesoro. Y nuestros clientes lo notan.
Desde el momento en que recibimos los productos, los colocamos en una
mesa especial o en una vitrina dentro de nuestro taller. Es fundamental
destacar este detalle, ya que queremos que quienes visiten nuestra página
comprendan nuestra filosofía y nuestra manera de actuar. Por ello, quiero
asegurarles, tanto a damas como a caballeros, que todo lo que aquí se describe
es auténtico. Yo, quien escribe estas palabras, junto con mi equipo de artistas
plásticos (pintores y escultores), así como la ocasional colaboración de una
hábil costurera y un técnico en robótica, compartimos una pasión común por el
arte y las antigüedades.
No está de más recordarles que siempre están invitados a visitar nuestro
taller, donde podrán realizar consultas y revisiones sin costo alguno. Les
enviamos un cálido abrazo y deseamos que tengan una semana maravillosa, ¡llena
de éxitos!
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